November 4, 2025 Por Javier Rodríguez Irigoyen En Venezuela, así como en casi todas las partes del mundo, existen especies introducidas que perjudican los ecosistemas que invaden. Estas especies de fauna y flora usan sus mecanismos de adaptación en sus entornos originales como una ventaja en el nuevo ambiente donde aparecen. Los ecosistemas marino costeros son muy susceptibles a este fenómeno: una vez que aparece una especie invasora en el mar es difícil reducir su incidencia y su propagación. Si bien no hay un número exacto de especies introducidas en los mares venezolanos, se pueden destacar diez de de estos casos: La rata negra (Rattus rattus) y la rata noruega (Rattus norvegicus) Estos roedores asiáticos son una especie introducida en todo el mundo. Su origen exacto es incierto, pero se le atribuye su amplia distribución a la navegación comercial durante los últimos siglos. Tampoco se tiene una fecha aproximada de su introducción a los cayos venezolanos: está ligada a la presencia humana. Rata negra. Foto:m H. Zell (Wikipedia commons)Rata noruega. Foto: Chuck Homler / FocusOnWildlife.Me Su impacto en los frágiles ecosistemas insulares es grave: son depredadores voraces de huevos y polluelos de aves marinas y reptiles nativos, incluidas tortugas marinas. También son competidores de recursos y destructores de vegetación por su consumo de semillas y plántulas. Su comportamiento voraz representa una de las principales causas del declive de la fauna y de la flora insular venezolana. Pez león (Pterois volitans) Es nativo del Indo-Pacífico. Es considerado un pez ornamental para algunas personas, aunque sus espinas son venenosas para el humano. Su introducción en las costas de Florida, en el Atlántico occidental, fue en la década de 1980; luego llegó a Venezuela en el 2010, aproximadamente. Foto: pxhere El impacto registrado de la especie ha sido (y es) devastador: consume peces nativos y juveniles de forma voraz. Algunas especies claves para los arrecifes caribeños como el pez loro y los peces cirujanos son presas de pez león, que es un cazador oportunista con un ciclo reproductivo acelerado en comparación con la fauna local que devora o que compite por recursos. Sin embargo, se ha demostrado que el pez león es una especie usada en la gastronomía asiática y polinesia: su veneno, aunque es igual de potente que un pez sapo (Scorpaena plumieri), se desnaturaliza y pierde potencia cuando el pez león es cazado. Ahora varios países del Caribe buscan implementar esta especie en sus platos. Camarón tigre (Penaeus monodon) También es conocido como camarón tigre gigante. Al igual que el pez león, es nativo del Indo-Pacífico. Fue introducido al mar Caribe como rubro para la acuicultura (uno de sus registros más longevos fue en República Dominicana en 1985) y se ha reportado en estado silvestre en Venezuela (especialmente en Río Seco, estado Falcón) probablemente porque estos camarones escapaban de sus criaderos. Foto: Global Seafood Alliance y Genics Al ser una especie de gran tamaño comparado con otros camarones caribeños, su impacto principal es como depredador de camarones pequeños y peces nativos. Además, es un potencial vector de virus y enfermedades que pueden afectar a las poblaciones de camarones nativos y a la industria pesquera (y a la economía) local. Mejillón pardo (Perna perna) Esta especie es oriunda del Atlántico occidental (principalmente de África central) y en el Océano Índico. Su estatus como invasora en el Caribe sur no está completamente claro, ya que en el nororiente de Venezuela (estado Sucre) y en las costas de Brasil se le considera un habitante natural o una especie establecida desde hace mucho tiempo. Foto: Smithsodian Enviormental Research Center Pero el mejillón pardo también ha sido introducido en otras regiones del Atlántico occidental, como el Golfo de México, e incluso ha llegado hasta Nueva Zelanda y la costa atlántica de Sudáfrica. Su impacto principal, si se considera invasor, es la bioincrustación (biofouling) en estructuras artificiales y su potencial competencia con especies de bivalvos nativos por espacio y alimento. Su manipulación como alimento debe estar supervisado: al ser un organismo filtrador, puede acumular metales pesados. Mejillón verde (Perna viridis) Bivalvo originario del Indo-Pacífico e introducido en las Américas, posiblemente, a través de los cascos de barcos. Su primera aparición en el Caribe como especie invasora se documentó en la década de 1990. En Venezuela se ha estudiado a la especie desde 1997 en la Península de Araya, en el estado Sucre. Foto: the World Register of Marine Species (WoRMS), via the Natural History Museum, Rotterdam through the Creative Commons, CC BY-NC-SA 3.0 LicenseMejillón verde asiático en su entorno natural: Koh Phangan, Tailandia. Foto: Chaloklum Diving Su impacto radica en la competencia del espacio frente a las especies de moluscos y ostras nativas: el mejillón verde crea rápidamente muchos bancos incrustados y densos (bioincrustacion o biofouling) que desplaza al resto de la fauna y la flora local y deteriora rápidamente las estructuras humanas. Al igual que el Perna perna, el consumo de esta especie debe ser supervisada por la posible bioacumulación de metales pesados. Pasto de sal (Halophila stipulacea) Esta fanerógama marina (planta con flores submarina) es originaria del Mar Rojo y del Océano Índico. Se reportó por primera vez en Venezuela en 2014 en el estado La Guaira (o estado Vargas), expandiéndose rápidamente hacia el occidente, incluyendo el estado Carabobo. Foto: Dan Mele (Estados Unidos) Su impacto es la competencia directa de recursos y el desplazamiento de las praderas de fanerógamas marinas nativas (como el pasto tortuga [Thalassia testudinum]), modificando la estructura del hábitat esencial para muchas especies marinas asociadas, como las tortugas y los manatíes. La primera parte del nombre taxonómico de esta especie, Halophia, significa «amante de la sal» en griego debido a la capacidad de ese género de fanerógama marina de sobrevivir en aguas con muchas concentraciones de sal. En el Mar Rojo, uno de sus hábitats de origen, es un ingrediente para aderezos, para ungüentos y cataplasma contra los dolores y como alimento del ganado. Unomia stolonifera Este coral blando (octocoral) es originario del Indo-Pacífico y ha sido identificado como una de las amenazas más graves para el Gran Caribe. Aunque el año exacto de su introducción no se cita universalmente, su rápida expansión en Venezuela se ha estudiado desde 2021. Unomia stolofínera en el Parque Nacional Mochima, el 21 de junio de 2024, en Anzoategui (Venezuela). EFE: Ronald Peña RUn buzo sostiene un coral Unomia Stolofínera en la orilla de una isla del Parque Nacional Mochima, en Anzoategui (Venezuela). EFE: Ronald Peña R Se le describe como un organismo altamente competitivo y versátil, capaz de adherirse a casi cualquier sustrato (roca, fango o arena), donde cubre y mata a los corales duros y a las esponjas nativas, alterando completamente la estructura del arrecife y forzando la migración de peces y crustáceos que dependen de esos hábitats. Damisela real (Neopomacentrus cyanomos o Neopomacentrus sp.) Esta especie es conocida como «Damisela real» en Venezuela, donde se reportó su primer avistamiento como especie invasora en 2023 en el estado Sucre. Es originaria del Indo-Pacífico y se cree que su llegada al país fue mucho antes que la década de 2020 desde las costas de Trinidad y Tobago. Foto: Rick Stuart-Smith / Reef Life Survey / Fishes of Australia El impacto proyectado de esta especie son la competencia con especies nativas y el riesgo de que, al no tener depredadores naturales conocidos en la zona, altere las cadenas tróficas y perjudique poblaciones de especies pequeñas y locales, incluyendo aquellas de interés comercial como la sardina en su fase de plancton. No tiene un valor gastronómico para los humanos: expide un mal olor al estar fuera del agua y existe un alto riesgo de ciguatera (intoxicación por ciguatoxina, una toxina que no se desnaturaliza al cocinar) si se consume su carne. Caracol porcelana pintado (Naria turdus) Este caracol marino, conocido como caracol vaca (familia Cypraeidae), es nativo del Océano Índico Oriental y del Mar Rojo. Su presencia en Venezuela fue confirmada en la isla de Margarita (estado Nueva Esparta) alrededor de 2023. Se sospecha que llegó como «polizón» en cascos de embarcaciones. Extremo anterior de la concha de un Naria turdus en Chichiriviche, Falcón (Venezuela). Foto: Javier Rosríguez IrigoyénExtremo internor de la concha de un Naria turdus en Chichiriviche, Falcón (Venezuela). Foto: Javier Rosríguez IrigoyénFoto: A. Nappo (IT) (CC BY-NC-SA) Dado su reciente registro, su estatus en la comunidad científica aún es de «no autóctono», pero se monitorea su posible impacto debido a su alta adaptabilidad en otros ecosistemas que sí ha invadido, como el Golfo Pérsico y el mar Mediterráneo. La preocupación es la competencia con moluscos nativos y su potencial de rápido asentamiento. Pez ángel de barra amarilla (Pomacanthus maculosus) Un ejemplar de esta especie fue identificada en aguas del Parque Nacional Mochima en octubre de 2025. Su hábitat natural son los arrecifes de coral y las bahías limosas costeras del Océano Índico. Aunque no es una especie migratoria, también se han documentado avistamientos en Florida (Estados Unidos) en los últimos 10 años. Foto: @krebsmaus07 (Flickr/Animalia) El biólogo marino Ángel Fariña, de la Universidad de Oriente (UDO) fue quién lo catalogó. Existen tres hipótesis sobre la llegada de esta especie al territorio venezolano: por deriva incidental (las corrientes marinas lo llevaron hasta allí) o por introducción incidental (un humano lo liberó) o por ser un polizón en una embarcaciones petroleras que cruzó el Océano Índico. Corales del género Montipora Durante el Tercer Congreso Venezolano de Oceanología, el 12 de noviembre en Cumaná, el biólogo y profesor del Laboratorio de Biología Marina de la Unicersidad de Carabobo (BIOMAC-UC) José Gregorio Rodríguez Quintal expuso su encuentro con dos corales duros potencialmente invasores del género Montipora (y de la familia Acroporidae) en las costas centro occidentales del país. No se ha especificado las especies en concreto: la publicación científica aún no está disponible para el público. Aún se están haciendo estudios para precisar la especie de coral potencialmente invasor detectado por el BIOMAC-UC. La imagen referencial es del coral Montipora digidata bajo luz ultravioleta. Imagen: cortesía de BIOMAC-UC. Existen al menos 85 especies del género Montipora catalogadas en el Registro Mundial de Especies Marinas y todas se caracterizan por formar arrecifes rápidamente, se alimentan principalmente del plancton microscópico y la simbiosis que tienen los pólipos con ciertas algas. Todas las especies registradas se distribuyen en las costas de Oceanía y el Océano Índico. En este momento diversas organizaciones no gubernamentales, instituciones publicas y universidades —como FUDENA, INPARQUES, BIOMAC-UC, IZET-UCV, el laboratorio de Biología Marina de la USB junto con el apoyo de la FAO Venezuela, entre otras— están creando protocolos de acción para el control de estas y otras especies exóticas para el caribe sur. La historia de las especies introducidas no acabará pronto: se estima que podría haber mas de diez especies de corales exóticos aun ocultos en Venezuela. El acuarismo no regulado es una de las principales razones de la pérdida de biodiversidad. Por ello, es indispensable roles como el ciudadano científico para identificar y monitorear estas y otras especies introducidas. ********* Fotografía de portada: Sobre Costa Viva Proyecto ejecutado por Fundación Tierra Viva junto a la Fundación para la Defensa de la Naturaleza (FUDENA), la Asociación Civil Trabajo y Persona y el cofinanciamiento de la Unión Europea para promover acciones comunitarias que contribuyan a la conservación de los ecosistemas marino costeros y mejorar de la calidad de vida de las poblaciones locales del litoral venezolano. Sobre Fundación Tierra Viva Organización venezolana, no gubernamental y sin fines de lucro fundada en 1996 dedicada a la educación, promoción y ejecución de proyectos sobre el desarrollo sustentable a través de estrategias de participación y acción social. Instagram: @tierravivavzla WhatsApp: Fundación Tierra Viva