Erick Camargo

En el estado Carabobo se vive una increíble experiencia impulsada por la fundación Tierra Viva, apostando por una idea de turismo agroecológico construido con las comunidades; contrastando con el modelo de turismo oficial y de las grandes corporaciones y que interviene agresivamente los territorios y atenta contra las formas de vida de las comunidades.

Aunque esta ruta fue lanzada en el 2020, nos parece pertinente hacer visible este tipo de experiencias comunitarias que nos afirman con los hechos que otro turismo es posible.

Agroturismo comunitario

Aprovechando los atractivos naturales, el contacto con la naturaleza y el sosiego que genera el compartir con las actividades económicas agrícolas, se desarrolla el turismo agroecológico, el cual es reforzado por una experiencia comunitaria, pues la misma se da gracias a los propios habitantes de la población, que transforma su día a día en el objeto turístico. En Canoabo, estado Carabobo podemos visitar la comunidad de Las Garcitas, donde se inauguró en el 2020, una ruta ecoturística con la participación de varios medios de comunicación entre los que podemos resaltar a El Pitazo y El Correo del Caroní, así como personalidades del mundo económico y del turismo.

En un clima de bosque nublado de montaña, a 800mts de altura, se encuentra Las Garcitas, en donde se estructura la ruta agroecológica con actividades de senderismo, montañismo y contacto con la naturaleza; en uno de los ecosistemas más delicados y en mayor riesgo del país. Los habitantes del sector construyeron un mirador para el disfrute de los visitantes, sumando un gran atractivo visual que se compenetra con la apreciación de las faenas agrícolas, las cuales se realizan de forma ecológica sin la presencia de agro-tóxicos y químicos.

En la parcela de Bartola Salinas fueron recibidos los visitantes mencionados con dulce de plátano, cocada de caña, además de visitar el vivero de cacao de Bartola y Alexis Robles; participaron en una charla sobre la producción de abono orgánico y el uso de caldo de ceniza, un producto repelente preparado a base de agua y jabón, que ayuda para la protección de cultivos en plagas y enfermedades.

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La visita abarcó un recorrido de tres kilómetros que se efectuó en vehículo rustico 4×4 y trayectos de caminatas en contacto con la naturaleza. Los participantes de esta ruta, apreciaron los parajes que ofrece el recorrido desde un mirador construido por los propios habitantes del sector; participaron en las demostraciones de producción de casabe con la familia Lara, de papelón con la familia León y de producción de hortalizas orgánicas con la familia Sequera Melean; en cada parada degustaron los alimentos propios de la zona y no puedo faltar la visita a la cascada del río Capa.

En la comunidad conviven 20 familias ganadas a consolidar el proyecto para rescatar el entorno de la comunidad y evitar la degradación de la cuenca del río Canoabo, de cuyo embalse dependen miles de personas y empresas públicas.

Jordana Ayala, gerente de Proyectos Socioambientales de Fundación Tierra Viva relata que “hemos acompañado a la comunidad de Las Garcitas a crear capacidades para la puesta en práctica de esta ruta, en los procesos de identificación de atractivos ecoturísticos, así como la planificación de las actividades y servicios que pueden ser ofrecidos a los visitantes, así, hoy día trabajan en equipo, comparten las responsabilidades y los beneficios de esta ruta”.

En 2018 Fundación Tierra Viva inició el proyecto “Iniciativas Agroforestales y Ecoturísticas para la conservación y protección de la cuenca del río Canoabo”, con el cofinanciamiento del  Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo Mundial del Medio Ambiente de Venezuela @ppd.venezuela, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Venezuela @pnudvenezuela y el apoyo de aliados locales, cuyo objetivo es promover el conocimiento sobre la biodiversidad y alternativas para el uso sostenible de la cuenca del río Canoabo, con actividades orientadas a tres grupos: productores agrícolas, jóvenes y docentes.

En el proyecto se han vinculado 40 productores en formación teórico-práctica de producción agro-ecológica, así como la elaboración de insumos agroecológicos, producción de rubros comerciales asociados y conservación de suelo. Recibieron formación en planificación agrícola y trabajo comunitario-colaborativo “cayapas”, como método de organización y paliativo a las dificultades de falta de brazos y mano de obra, así como la creación de nexos y tejido social entre los productores.

Una experiencia que sin duda dejará un saldo positivo para las comunidades agrícolas del estado Carabobo y que puede funcionar como faro para la reproducción de prácticas agroecológicas, así como de turismo ecológico y comunitario que pueda enfrentar a esa idea de los grandes desarrollos, desvinculados de los habitantes y orientados al extractivismo y el consumo desmedido e insostenible de los espacios.

Fuente Observatorio de Ecología Política de Venezuela

2021