Comienzo agradeciendo a la Comisión Permanente de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio climático de la Asamblea Nacional por la invitación a participar en este foro con motivo del Día de la Tierra y hablar del papel ciudadano en la búsqueda del desarrollo sustentable en Venezuela.

Cuando estaba preparando esta exposición no conseguía como empezarla y el orden para las ideas.

Por ello decidí iniciar con una gran ayuda, la frase de alguien que da la mejor entrada, que con sabiduría expresa claramente la esencia del tema.

Me refiero a Octavio Paz, escritor y Premio Nobel mexicano quien dijo:

La ceguera biológica nos impide ver,  pero la ceguera ideológica nos impide pensar

Estoy convencido de que, lamentablemente, lo que ha sucedido en los últimos años en materia ambiental no hace más que confirmar lo expresado por el poeta y escritor.

La defensa de un conjunto de “emociones, ideas y creencias colectivas”, es decir de la ideología, ha nublado el pensamiento de quienes – al ser funcionarios públicos – están en el deber dirigir sus esfuerzos al bienestar común.

Quizás la densidad de esa nube, y el olor, es similar a la que está presente desde hace unos días sobre toda la entrada a Charallave producto del incendio generado en La Bonanza, un basurero que alguna vez fue diseñado como relleno sanitario.

El resultado de abandonar lo técnico y la data junto a sus obligaciones, por la defensa de algo bajo el signo de la ideología, se ha venido convirtiendo en una amenaza no solo a la conservación de la diversidad biológica, sino a la salud y a la integridad de los ciudadanos venezolanos.

La ideología con la que se ha manejado el tema ambiental nos priva de la información veraz y necesaria para el proceso de gestión y conservación de la diversidad biológica.

¿Cuál será la tasa de deforestación en el país?

A través de la ceguera de pensamiento, contar con agua, todos los días y de calidad es la excepción y no la regla en Venezuela.  Y esta realidad se hace más grave cuando sabemos que el 79% de los hospitales públicos carecen de agua potable.

¿Cuántos niños morirán en el país a causa de enfermedades hídricas?

¿Cuántos botaderos de basura a cielo abierto habrá en nuestro territorio? ¿Qué volumen de residuos se queda sin recoger en las calles de nuestras ciudades?

Estos no son temas que se resuelven con ideología.

La lista de consecuencias originadas a partir de esta manera de gestión podría continuar y seguramente las vamos a seguir sufriendo durante muchos años.

No se construyen embalses o rellenos sanitarios en dos días

La reforestación no es “soplar y hacer botellas”.

El Día de la Tierra es una celebración ciudadana, en el sentido de que su aparición y permanencia no responde a acuerdo de las naciones o los gobiernos.  Nació por la demanda de ciudadanos de Estados Unidos para la creación de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, y en casi 50 años se ha expandido por buena parte del planeta.

La ciudadanía definida como el “comportamiento de la persona que cumple con sus obligaciones de ciudadano dentro de su comunidad”, involucra ejercer los derechos que la Constitución y las leyes dan frente a los Estados, pero también actuar en función de principios éticos, de solidaridad y de justicia.

Mi trabajo en el tema ambiental me permite concluir que Venezuela cuenta con una importante ciudadanía ambiental, muy bien representada en este acto en el día de hoy, y eso es parte de los valores con los que contamos para enfrentar la gestión ideológica ambiental de estos tiempos.

Comunicados y manifestaciones públicas, argumentos, investigaciones y propuestas técnicas, acciones judiciales, activismo ciudadano, denuncias, hasta cartas a futuros ministros del Ambiente como las que escribió hace poco mi amigo Alejandro Álvarez, son iniciativas civiles de distinto tipo que han estado presentes desde hace mucho tiempo ante problemas como la minería ilegal y su efecto en ecosistemas y comunidades indígenas, la construcción de viviendas dentro de parques nacionales como Los Médanos de Coro, el decreto de creación del Arco Minero del Orinoco y las acciones sucesivas, la eliminación del Ministerio del Ambiente y la creación del Ministerio de Minería Ecológica, la calidad del agua en la Cuenca del Lago de Valencia, o la tala de árboles en la Parroquia San Pedro de Caracas para la ampliación de la autopista Valle Coche.

A decir de los resultados obtenidos, más de uno podría pensar que todo esto ha sido inútil.

Allí seguimos viendo la planta de transferencia de Las Mayas, con toneladas de basura, millones de moscas y cientos de palomas y zamuros para diseminar bacterias y causar enfermedades a los habitantes del sector.

Sin embargo, vale la pena recordar que la historia de la humanidad, especialmente en la exigencia de los derechos humanos, ha estado marcada por caminos de continuas derrotas, muchos fracasos pero también de notables victorias, que han dado pie a nuevos retos.

Venezuela no es el único país donde la ideología se ha estado imponiendo a las demandas ciudadanas, a las evidencias y recomendaciones científicas.  Pasa en países que se auto califican de “capitalistas” y también en países donde sus dirigentes se dicen “socialistas”.

Mientras eso permanezca así, es evidente que poco se podrá avanzar en una gestión ambiental orientada a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos del mundo, y especialmente de Venezuela.

Tampoco podrá nuestro país alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sustentable, compromiso que tenemos ante 193 naciones del mundo desde el 2015 y cuyo norte es el año 2030.

Y entonces, ¿cuál es la salida? ¿Lamentarnos y encogernos de hombros? ¿Dejar que un milagro ocurra? ¿Tirar la toalla?

La respuesta sencilla es seguir exigiendo nuestros derechos; seguir mostrando los problemas; seguir proponiendo soluciones, seguir involucrándonos.

Es nuestra obligación ciudadana persistir de manera comprometida con las generaciones actuales y futuras, como dice la definición de desarrollo sustentable.

Más aún cuando la basura hoy es alimento, y tener agua potable es un derecho fallido.

En otras palabras, no nos queda otra que hacer lo que tenemos que hacer:

Ser ciudadanos y ejercer la ciudadanía.

 

Muchas gracias.

 

Alejandro Luy

25 de abril de 2018.

* Exposición presentada en el Foro “Día de la Tierra.  Resaltando la iniciativa ciudadana en pro de la conservación de la tierra”